En 2017, el sector transportes generó más de un cuarto del total de emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea (European Environment Agency, 2019). Del total de emisiones del sector, la carretera fue responsable de aproximadamente un 70% y, a su vez, los vehículos que circularon por carreteras interurbanas produjeron en torno al 50% de las emisiones de CO2 (Figura 1).
A pesar de que la Unión Europea ha puesto en marcha diferentes políticas con el fin de mitigar las emisiones ligadas al sector transporte, ninguna de ellas incluye medidas que se centren en reducir las emisiones a través del diseño geométrico de la carretera que, como sabemos, influye significativamente en la operación de los conductores, es decir, determina en gran medida las velocidades, aceleraciones y deceleraciones que los usuarios de la carretera experimentan. Sigue leyendo